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La felicidad no se busca, se crea.

Antes de otra cosa, quiero comentarte que este post lo estoy escribiendo desde lo más profundo de mi corazón y con los sentimientos a flor de piel. Solo quiero que al terminar de leer este post recuerdes la siguiente frase:

“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.” Pablo Neruda.

La mayoría de las personas van buscando la felicidad; esperando que la suerte, el dinero, el amor o lo que sea, la genere. Y he aquí una de las razones del porque la frase del blog es: “No busques la felicidad, créala”.

Puedes buscar la felicidad en un millón de cosas, pero si no buscas en ti nunca la encontraras.

 Hoy quiero hablarte un poco más de quién soy y que hago aquí en este pequeño espacio de internet.

hola, soy Lore. Amante de los viajes, la productividad, organización y de la vida. P.D. Los chocolates también.

Una chica de tan solo 23 años. Pasó por varias circunstancias que el universo presento en su camino y la hizo llegar aquí.

A mis 7 años perdí a una mujer que admiraba, amaba y deseaba que estuviera en su vida (mi abuelita). Esta bella mujer no solo me enseñó a abotonarme el suéter del cole, también me enseño lo que es ser una mujer fuerte y determinada para cambiar tu vida. Lo único malo que me enseñó fue a no llorar…

Esa situación a mi corta edad marcó un inicio y un fin de la pequeña Lore. Sufrí de depresión, de la cuál no era consciente; lo peor es que creía que esa era una realidad. Sentía que nadie me quería, estaba sola, aunque mi madre y mi hermana estuvieran ahí.

Esta realidad triste, gris, dolorosa y sobre todo dañina duró 6 años, aproximadamente.

¿Por qué no empeoraba? Sinceramente no sé si fue por la innumerable cantidad de actividades que realizaba en mis días (ejercicio, baile, pintura, tarea, etc.), o simplemente el problema no era tan grande.

Era desgastante… No solo me sentía la persona más fea del mundo, sino la menos querida y la menos hábil en cualquier situación. Mi relación con el mundo en general era mala. Con mi mamá, mi hermana, compañeros y en general con todos.

La única persona que me “entendía” era una chica, que yo creo, las dos traíamos un problema emocional o algo así. Sin embargo, pudo resolver su problema antes que yo.

Con gusto hoy la llamo mi mejor amiga, de toda la vida y de la que aprendí mucho. Quizá ahora no somos muy parecidas, aunque aún disfruto las pláticas y risas con ella.

Cuando pasé a tercer año de la secundaria, por ciertas situaciones me separé de mi amiga y del colegio en el que nunca me sentí a gusto. Simplemente no encajaba. Entré a una nueva escuela y decidí que la tristeza no podía ser un estilo de vida, o al menos no el mío. Y ahí estaba yo, una chica de 14 años con un propósito en mente y una nueva oportunidad para reiniciar.

¡Madre mía! Estaba muerta de miedo. ¿Cómo una chica tan pequeña podría cambiar su vida?

¡Lo logré!

Obvio el primer día fue horrendo, no conocía a nadie y no sabía cómo me debía comportar. Dejé que las cosas fluyeran durante la primera semana, porque el primer día no había sido mi día.

¿Cuál fue la fórmula para salir de eso?

A mis 14 años, sin entender lo que era estar bien con uno mismo y la paz interior, comencé a “meditar”. Obvio, ahora sé que la meditación es algo más complejo. Sin embargo, en ese entonces, el hecho de sentarme en el piso con las piernas cruzadas, cerrar los ojos y repetir varias veces “soy feliz, bonita y querida por todos” durante las mañanas, era meditar.
También comencé a organizarme, estudiar más, hacer ejercicio, etc. Ser productiva, obvio sin conocer el término. Recuerdo que cargaba mi agenda a todos lados y escribía todo, lo que sentía, soñaba, deseaba, y cosas que tenia que hacer.

Estas dos cosas fueron las que me ayudaron a salir de mi depresión.

El universo es tan gracioso que ahora me rio con él; pero durante mi adolescencia me jugó las peores pasadas.

Ya con cierta estabilidad en mi familia, amigos e interior, un evento desafortunado me mandó al suelo otra vez:

Un día tuve dificultades para respirar, y bueno, otras complicaciones. El caso es que me llevaron al hospital, me hicieron estudios y resultó que tenía unas complicaciones cardiacas. Claro, ya la tenía desde mucho antes, pero hasta esa edad se hicieron presentes.

Otro punto y aparte en mi vida.

Seguí haciendo lo que me funcionó para la depresión; pero me obsesioné. Era demasiado organizada y si algo no salía como quería, el día se me había arruinado. En el afán de meditar mi situación no me di el tiempo de sufrirlo y aceptarlo. Quise pasar directamente a la parte de superación sin haberlo concientizado.

¿Qué pasó?

Colapsé. Literal me volví a poner mal; aunque esta vez no fue solamente físicamente, también de manera emocional. Mi autoestima se volvió a ver afectada, obviamente; pero tampoco lo entendí. Yo pensaba que por el momento en el que estaba tenía que estar bien con todo el mundo y disfrutar la vida.

Lo sé, no es una mala idea. Sin embargo, cuando dejas de hacer cosas que te hacen feliz por hacer feliz a los demás, puede ser tu perdición. Llegué al grado de creer que yo no podía ser mejor que nadie en algo; aunque tuviera muchas habilidades.

Esta inseguridad era intermitente; pero yo la notaba. La gente también y solo pocos me lo dijeron.

Me mantenía un poco estable el hacer ejercicio y mantenerme organizada. Me daba miedo meditar y lidiar con las ideas de mi cabeza, por lo que dejé de hacerlo.

Sinceramente, la escuela nunca había sido un problema. Hasta la Uni, vaya que sí.

La universidad. Bueno, empecemos porque ahora soy ingeniera industrial; pero en primera instancia fue mi tortura académica, y hasta ahora le agarré el gusto.

Solo diré un comentario sobre mi educación universitaria.

Conocí gente increíble, diferente y que me enseño muchas cosas.

Ahora pasemos a mi último punto y aparte (bueno, el más reciente). Este fue el más impactante y el más determinante para comprender la verdadera felicidad. Además de que me ayudó a saber lo que quiero en mi vida.

 

Hace dos años aproximadamente, en un viaje a Europa, mi mamá se puso mal, al grado de estar cerca de la muerte. Mi mamá se quedó un mes internada en Italia y como ya te imaginaras, no teníamos dinero para quedarnos.

Yo me regresé a México con mi hermana; mi mamá se quedó con su hermana. Te diré que fue el peor mes de mi vida, no tenía dinero, mi mamá estaba mal, la escuela ya había iniciado y las personas que creí que me ayudarían solo me hicieron creer eso. Al final me dieron la espalda.

Fue el peor mes, pero también el de mayor aprendizaje e introspección. Mi mamá regresó débil y tuvo que continuar con su tratamiento en México; aunque hoy está mucho mejor y va progresando a pasos agigantados. En ese mes conocí lo que es amor propio y lo que es amar a los demás de manera profunda e incondicional.

Esta situación me regreso a la meditación y visualización.

La meditación siempre es una manera de realizar introspección encontrarte a ti. Es decir , ser feliz con lo que eres.

Ahora déjame decirte lo que comprendí y aprendí después de esta última vivencia, por supuesto,también de todas las anteriores.

  • La vida es demasiado corta como para no disfrutar todo. Tu familia, amigos, tiempo, lugares y a ti misma/o.

  • La muerte es algo inevitable y no debemos lamentarnos porque alguien se va, ni tampoco vivir de recuerdos.

  • Desde que nacemos el dolor está escrito en nuestras vidas, pero sufrir es nuestra decisión. Todo depende de cómo tomes las situaciones.

  • Si no aprendes a hablar y expresar lo que quieres y sientes, nadie te escuchara, estarás a merced de los que si lo hacen.

  • La felicidad no está en las cosas ni en las personas, está en ti.

  • El cambio y la evolución de sucesos o de tu persona es tu decisión. Cuando decidas cambiar y empezar a actuar, los cambios se verán.

  • Atrévete a ser tu misma. Haz lo que te llena y te hace sentir bien.

  • La única persona a la que tienes que hacer feliz y complacer es a ti misma.

  • Todas las situaciones, buenas o malas, tienen algo que enseñarte. Si un escenario es malo, no te enfoques en eso, mejor enfócate en que tienes que aprender.

  • Ámate, acéptate y se consciente de ti. No hay persona más importante que tú, y para dar algo a los demás, primero debes dártelo a ti misma/o.

  • Cuidar tu salud es una muy buena inversión, el hecho de ser joven y querer comerte el mundo sin pensar en el futuro suena tentador, pero no es lo mejor. El cuerpo cobra factura.

  • Para no tener carencias, busca tu libertad financiera desde joven.

  • Plantéate objetivos, siempre te ayudará a estar enfocada.

  • Agradece todo, literal. Las buenas decisiones y las malas, las personas que te hacen daño y te tratan bien, agradece cada segundo en el que vives.

  • Vive el ahora, pero de manera responsable con tu futuro. La vida es corta para no disfrutar y vivir al máximo cada momento, pero es aún más corta como para pasarla enferma, triste o amargada por malas decisiones.

  • La felicidad no es un sentimiento, o un estado de ánimo, es un estilo de vida. No vas a estar feliz todo el tiempo, porque somos humanos y tenemos sentimientos; pero si puedes decidir que sentimientos, pensamientos y que actitudes quieres que abunden en tu vida.

  • Tu alimentación influye en tu cuerpo y tu mente. Consume alimentos que te hagan sentir bien y mejoren tu estilo de vida.

  • El ser productiva y organizada te permitirá avanzar y analizar las situaciones para mejorarlas o evolucionarlas para estar estable.

  • El meditar siempre será la manera más sencilla de encontrarte a ti misma y de poder escucharte para crecer de manera espiritual.

  • El éxito, tú lo defines; pero tus acciones lo determinan.

  • Ayuda y enseña a los demás siempre que puedas, el universo es tan bueno que siempre te devolverá con creces.

En fin, lo que quiero que entiendas es que puedes aprender a ser feliz y que no necesitas pasar por situaciones impactantes o que te marquen para poder cambiar tu visión y tu vida. Hazlo antes de llegar a esas situaciones para saber sobre llevarlas y mejorar la manera de solucionar el problema.

Hasta ahora es lo que he aprendido en mi vida, y este blog se hizo para ayudarte a ti o a las personas que quieran cambiar y mejorar de manera interna y externa, antes de enfrentarse a situaciones como las mías o peores.

Yo quiero que a través de mis experiencias y conocimiento tu crezcas, pero que también me permitas aprender de ti.

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer la historia de esta soñadora y emprendedora que decidió arriesgarse para llegar a ti y poder ayudarte.

Yo te mando un besito y nos vemos en el próximo post

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